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  1. En las últimas semanas Valladolid ha sufrido dos tragedias que, sin duda, contribuyen a hacer un erial, muy castellano, eso si, de la música y el cine en Valladolid. ¿Esto es porque sí? No. El objetivo declarado del alcalde, el león que ruge en la ribera, es dejarse de titiriteros y artistillas rojeras y apostar por hacer de la ciudad la capital mundial, que digo,  universal, del deporte. Sí del deporte, tal y como ha manifestado el propio león que ruge en la ribera. Así que estamos apañados entre la capital taurina y la capital deportiva.

    Esta es la página de facebook  de uno de los colectivos que intentan cambiar las cosas:
    https://www.facebook.com/pages/Plataforma-por-el-Arte-en-Vivo-en-Valladolid/499933246730365

    Y aquí podéis leer la declaración del alcalde sobre Valladolid y el deporte:
    http://www.valladoliddeporte.es/opinion/2014/01/fco-javier-leon-de-la-riva-valladolid-ciudad-deportiva-de-todos-450

    La primera tragedia ha sido el cierre no por anunciado, menos trágico, del cine Roxy después de 75 años proyectando todo tipo de cine, incluido el programado por la sacrosanta Seminci. Sorprende en una ciudad que se autocalifica de cinéfila de primera  gracias al prestigio de la citada semana. Aunque no sorprende tanto cuando caes en la cuenta de que el único cine que proyecta en versión original alguna cinta sufre de exceso de falta de público la mayoría de las sesiones. Tiene bemoles que muera un cine para que el Casino de Boecillo tenga todas las facilidades del mundo para extender la ludopatía en el casco urbano.

    La segunda es otro cierre de un establecimiento cultural, en este caso de una librería-disquería con un nombre evocador, Mastropiero. No ha podido con Amazon y la piratería, según las propias palabras de su peculiar  dueño Andrés Hombria. No era la tienda donde yo encontrase la mayor parte de la música que compro, pero era una delicia entrar a husmear y encontrarte con una selección de blues, rock de los 60 y 70 o jazz supercuidada además de la única tienda que sin ser gran superficie  vendía un amplísimo catálogo de clásica.


    El renacimiento, que no todo pueden ser malas noticias, es el de Charly Blues, el último mohicano de las tiendas de discos de toda la vida de Valladolid. Se ha tenido que ir a un barrio a seguir la lucha pero no desfallece. Puedes probar todos los discos que te plazca y puedes bucear en busca de joyas discográficas en forma de vinilos, singles o cds a unos precios imbatibles. Bendita segunda mano. Carlos nos espera con sus dos inmensos brazos bien abiertos.

    Esta es su página donde vende también sus discos
    http://www.charlyblues.es/



    En homenaje a Mastropiero y a los Luthiers que le dieron su nombre, os dejo un video de los geniales argentinos en que se explayan con su compositor favorito.




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